Editorial rita_01

Un poco de intrahistoria, con su permiso_

Autor (es) del articulo
Arturo Franco

Resumen

El día que Solano Benítez entró en mi casa por primera vez no me pude contener: “¡Solano! Eres más alto de lo que pensaba”. Su risa se precipitó sin ningún complejo y nos abrazamos como si nos conociéramos desde el colegio. Llegaba con una mochila de montaña, cargada a la espalda, llena de información. Todos me habían hablado de él. “Tienes que conocer a Solano”, me decían desde Ecuador. “Tienes que conocer a Solano”, me decían desde México, desde Argentina, Galicia o Cataluña. “Tienes que conocer a Solano”. Antes de conocerlo ya nos conocíamos. Ya habíamos publicado una de sus obras en la revista Arquitectura, casa las Anitas, incluso sin verla. Algo que no suele suceder. Aquella tarde me abrió sus brazos, me regaló sus ideas y me confesó gran parte de sus problemas. Yo soy gallego, poco amigo de mostrar mis emociones. Desde entonces, tengo que reconocer que rompimos todas las barreras.

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